03 noviembre, 2013

la última barca

Ese cuerpo de lo real siempre mutante nos inspira, nos coloca en un plano de valoraciones fecundas, siempre y cuando nos sumerjamos en su parte invisible, en su ser no explorado. Es necesario recrear los signos icónicos y conducirlos a atmósferas significativamente sugestivas, rituales, casi fetichistas, donde el ejercicio de percibir sea invitado a ser también creador. Iván Darío Álvarez





Puede ser el sonido que llama a la puerta otra vez, una nueva historia que acude, que exige acceder y existir en otros lenguajes.

Durante nuestra permanencia en la ciudad de Gent hallamos una pequeña barca, flotaba a la deriva sobre el río Lys, en ella estaba depositada una historia, esperando. El personaje de la fotografía, que dicho sea de paso venía en nuestras maletas, también recorriendo el camino y explorando los espacios, fue el único que pudo caber en la barca. Parecía que había sido construida a su medida.

El río Lys se une con el río Escalda y este a su vez desemboca en el mar del norte. El tripulante y su barca fueron impulsados por la corriente hasta que los perdimos de vista.

El viajero perdido en alta mar, sobre la última barca que existe, en busca de un puerto irreal, intentando encontrar a quienes jamás hallará.

O quién sabe...