30 septiembre, 2013

irse para quedarse





En la imagen: Aza o Yaz
Representa la libertad para el pueblo Amazigh del norte de África

27 septiembre, 2013

marruecos

En realidad, me digo, le digo, somos de cualquier lugar del mundo.
O de ninguno.

Clara Obligado





A unas horas de haber salido de Laâyoune, el autobús se detuvo en la ciudad de Tarfaya, situada en la costa atlántica. El lugar al que bajamos era un restaurante para viajeros. El olor intenso del desierto se mezclaba con el de la variedad de alimentos. El cielo dejaba ver una población de millones de estrellas y una que otra embarcación alumbraba en la lejanía del océano oscuro.

El viaje en autobús desde Laâyoune hasta Marrakech duró 18 horas.

Fotografía por Jorge Díaz
Fez

25 septiembre, 2013

los hijos de las nubes

En 1987, el reino de Marruecos culminó la construcción del muro que atraviesa el desierto del Sahara, de norte a sur, en tierras que no le pertenecen.
Éste es el muro más extenso del mundo, sólo superado por la antigua muralla china. Todo a lo largo, miles de soldados marroquíes cierran el paso de los saharauis hacia su patria usurpada.
Varias veces, vanas veces, las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, y han apoyado un plebiscito: que la población del Sahara occidental decida su destino.
Pero el reino de Marruecos se ha negado y se sigue negando. Esa negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país.
Desde hace cuarenta años, los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia.
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia. También persiguen la justicia, más esquiva que el agua en el desierto.

Eduardo Galeano
De Los hijos de los días

sahara

Para mí, éste es el más bello y el más triste paisaje del mundo (...)
Antoine de Saint-Exupéry





Nuestra primera visión del Sahara fue desde el cielo. Un mundo poblado por dunas y el inicio de un camino que desconocíamos. Llegábamos a Laâyoune, capital de Sahara Occidental, territorio no autónomo de África, actualmente ocupado por Marruecos.

Las impresiones sobre Laâyoune son variables y complejas.
La principal razón para partir desde esta ciudad estuvo ligada a ese aparente no lugar, perteneciente y no perteneciente, el espacio en resistencia. Los pobladores se dividen en opiniones o bajan la voz para hablar del tema territorial.

Aquí un fragmento del ensayo de Mariavy García, sobre este territorio:

Hace 35 años, la población saharaui huyó de su país, las mujeres con sus hijos y ancianos en busca de algún lugar donde pudieran asegurar sus vidas, a causa de la fatídica marcha verde realizada por los marroquíes y mauritanos, animada por España (un factor decisivo para que los saharauis vivan y sigan hoy en día en el desierto argelino). En el Sahara Occidental dejaban a sus maridos y algunos familiares que no pudieron escapar de aquello, una guerra sin piedad por ocupar un territorio que no pertenece a nadie más que a ellos, los saharauis, siempre movido por lo mismo; riqueza, lo que hace que este mundo se mueva en función de los intereses de los más poderosos...
Actualmente, el Sahara está dividido en dos: Sahara ocupado por los marroquíes (donde los saharauis que viven allí no pueden salir de esa tierra) y Sahara liberado donde no hay nada, poco más que algunas ciudades y lugares donde los saharauis refugiados se pasan algunas temporadas. Estas dos partes las divide un muro, el muro de la vergüenza es como se llama, y vergüenza es lo que supone, la mejor palabra para ello, ya que está rodeado de otros muros con alambres electrificados y minas, minas que no dejan pasar ni salir del territorio...


El ensayo completo puede leerse pulsando aquí

La historia y las circunstancias de las ocupaciones, desplazamientos, muros y demás elementos parecen tan cercanas a lo que ocurre y ha ocurrido en el continente americano. Una relación muy estrecha y una distancia enorme.

Nos quedamos por tres días en la ciudad. Emprendimos largas caminatas de un lado a otro, todo, absolutamente todo llamaba nuestra atención, y nuestro aspecto foráneo llamaba la atención de todos. El segundo día, un hombre se dirigió a nosotros en perfecto español, después de preguntar nuestro origen nos invitó a que visitáramos su casa al siguiente día, cosa que hicimos.

En casa de Aboulfadl Abdessamad fuimos recibidos como parte de la familia, su esposa nos llevó al desierto y al puerto, nos explicó sobre la caminata incesante de las dunas y cómo es que algunas de ellas cantan, las voces de los espíritus Djinns.

Las dunas que cantan a veces llenan el aire con los sonidos de toda suerte de instrumentos musicales, y también con el ruido de tambores y de choque de las armas.
Marco Polo

En casa nos prepararon alimentos (Tajín, plato habitual de la cocina Magrebí), tomamos té verde y hablamos varias horas. Aboulfadl platicaba en español, su esposa e hijos solamente en árabe, sin embargo, nos comunicamos entre todos sin entender cómo. Verdaderamente fue como haber vuelto a casa, una constante que comenzaba y se repetiría en el resto del recorrido africano. Conversamos de la situación política e histórica del territorio, las migraciones y la vida. Horas más tarde, ellos mismos nos trasladaron a la estación de autobús, se quedaron esperando hasta que partimos. Fue suficiente un día para crear una fuerte conexión con esta familia y con la tierra misma.

Desde aquí inició el camino, en el otro lugar.

Gracias a Aboulfadl Abdessamad y familia.

Fotografía por Guillermo Santillana
Sahara Occidental

21 septiembre, 2013

continentes

Desde ningún lugar y desde varios a la vez.



El camino parece volver, parece repetirse, con todo y el retumbo de la bestia. Cruzar hacia México es retroceder un año, partir a la misma hora y el mismo día. Somos perseguidos por los pasos anteriores o simplemente no hemos dejado de andar. El tiempo desentraña las huellas.

Tres días, tres continentes.

América. Partimos de Guatemala el 19 de septiembre, un día entero para transitar carreteras y cielos. Las bicicletas de la frontera cruzan a México, colmadas de equipaje. Horas de espera en el aeropuerto de Tapachula, horas de espera en el aeropuerto del Distito Federal. Pasada la media noche, sobrevolamos territorio canadiense.

Europa. Por la tarde del día 20 de septiembre llegamos a Ámsterdam. Reorganizamos maletas y descansamos. La noche es larga y es corta. El mundo cambió.

África. El estrecho de Gibraltar parece minúsculo desde el aire, aunque guarda millones de historias. La inmensa costa africana aparece. Es 21 de septiembre cuando llegamos a Casablanca, Marruecos. Más horas de espera en aeropuerto. El último avión nos lleva al desierto, arena sin fin, un espectáculo de dunas y sombras cuando el sol casi se esconde en el horizonte. Al final del tercer día aterrizamos en Laâyoune, Sahara Occidental. La mitad del desierto, el punto de partida del nuevo recorrido hacia el norte. El mundo volvió a cambiar, rotundamente.

Imagen de Chris Kenny

11 septiembre, 2013

continuidad del camino


Otro camino abre sus puertas...

Irse - Proyecto de investigación, creación y representación teatral a través de las rutas migratorias.
Desarrollado por Armadillo y Artzénico.

El itinerario principal incluye las siguientes ciudades:

En Sahara Occidental:
Laâyoune.

En Marruecos:
Marrakech, Fèz, Al Hoceïma, Tétouan y Tanger.

En España:
Ceuta, Algeciras y Madrid.

En el País Vasco:
Donostia.

En Francia:
Hendaye, Nantes, París y Calais.

En Bélgica:
Bruselas y Gent.

En Alemania:
Kranenburg.

En Holanda:
Den Bosch, La Haya, Utrecht, Nijmegen y Amsterdam.

Agradecidos con todas las personas y organizaciones que se han incluido a este esfuerzo.

Irse es apoyado por Hivos (cooperación holandesa)