25 septiembre, 2013

los hijos de las nubes

En 1987, el reino de Marruecos culminó la construcción del muro que atraviesa el desierto del Sahara, de norte a sur, en tierras que no le pertenecen.
Éste es el muro más extenso del mundo, sólo superado por la antigua muralla china. Todo a lo largo, miles de soldados marroquíes cierran el paso de los saharauis hacia su patria usurpada.
Varias veces, vanas veces, las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, y han apoyado un plebiscito: que la población del Sahara occidental decida su destino.
Pero el reino de Marruecos se ha negado y se sigue negando. Esa negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país.
Desde hace cuarenta años, los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia.
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia. También persiguen la justicia, más esquiva que el agua en el desierto.

Eduardo Galeano
De Los hijos de los días