Cuentan las abuelas y los abuelos mayas, que en el principio de los tiempos, todos los seres del mundo vivían en tinieblas pues reinaban los señores de Xibalbá, el mundo subterráneo.
En aquellos tiempos, vivían dos hermanos gemelos llamados Jun-junajpú y Vucub-Junajpú, ellos habían recibido de los animales de la tierra la enseñanza del juego de pelota.
Los señores de Xibalbá se llenaron de cólera al saber que aquellos hermanos conocían el secreto del juego de pelota. Fue así, que robaron la vida de los gemelos y como advertencia pusieron la calavera de Jun-Junajpú en el árbol más alejado y marchito, y prohibieron que nadie se acercara a aquel sitio.
Desde ese día, el árbol se llenó de frutos y flores, de cantos y colores...
Ixquic y el árbol de la vida... Próximamente